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El siguiente Culto de la Reforma de la Primera Iglesia Bautista de Madrid, tuvo lugar el 31 de octubre de 2015 y fue emitido por La2 de TVE con la participación de José de Segovia y Pablo Martínez: "Esa misma gracia de la que hemos oído al cantar este himno, ′Amazing Grace′ -decía José de Segovia-, tal vez el más conocido de la tradición evangélica, nos habla del regalo redescubierto en el Siglo XVI por aquellos que traficaban, compraban y vendían la salvación eterna. No fue casualidad por lo tanto que fuera un 31 de octubre, lo que ahora se conoce como Halloween, la víspera de todos los santos, en la cual tantos han sido conscientes de la muerte de los seres queridos y de nuestra propia cita ineludible con ese día, cuando Martín Lutero, aquel monje agustino, profesor de la Universidad de Wittenberg, publicó 95 tesis en las que mostraba la liberación de la gracia divina. Esto fue simplemente la chispa de la llama que encendió aquel movimiento que se había preparado durante los siglos anteriores, desde John Wyclif en Inglaterra, Jan Huss en el territorio de Bohemia, o Girolamo Savonarola en Italia, se había preparado el terreno hasta en nuestro propio país. Juan de Valdés y otros muchos estudiosos de la Escritura en torno a Alcalá de Henares, que habían publicado por primera vez en la Biblia, en los idiomas originales, redescubrieron ese mensaje de gracia y de confianza por la fe en Cristo Jesús. Y esto fue lo que llevó a que en tantos lugares de nuestro viejo continente abrazaran este movimiento espiritual que conocemos como la Reforma. La triste realidad en este país es que la inquisición acabó con ese despertar. Todos aquellos hombres, empezando por el Cardenal Primado de España, el Arzobispo de Toledo Bartolomé Carranza, ocho de los obispos que le acompañaron al Concilio de Trento, fueron acusados de la herejía de luteranismo. En este país por lo tanto estaban presentes los mismos elementos que habían producido la Reforma en cualquiera de las otras naciones de Europa. Pero es por el misterio de la providencia divina que fue su sufrimiento el que dio testimonio de esta verdad. Y todavía hoy, pasando los siglos, podemos redescubrir en la Escritura lo que significa la liberación de lo que Cristo ha hecho por nosotros. El mensaje de la Reforma se describe en términos de ′Sola Escritura′ porque es un desafío a descubrir por nosotros mismos lo que la Biblia dice acerca de cuál es la verdad, de nuestra propia vida y en definitiva de quién es él. De esa gloria de Dios que se revela tal y como nos presenta con sus propias palabras en la Escritura. Pero aún más, nos presenta a un Dios lleno de gracia, de ese amor que recibe a cada uno nosotros tal y como somos. Y es esa experiencia, ese descubrimiento de la gracia de Dios el que nos da la verdadera libertad. Y viene por la fe, que es la confianza en Cristo Jesús. Y de ella es de la que hablaron todos los reformadores, Lutero, Calvino, Zwingli, la lista sería interminable, de la confianza en los méritos de Cristo. Y lo que ellos encontraron de nuevo en esa Biblia que había permanecido durante tanto tiempo silenciada y oculta en la historia de la iglesia, es la realidad de que no es la fuerza de nuestra fe la que nos da la salvación, es el objeto de ella, Cristo Jesús. Es Cristo Jesús crucificado y levantado de los muertos, el que ha hecho todo lo que se pueda hacer. Por lo tanto cualquier cosa que añadamos a Cristo Jesús, se lo restamos a él y no lo añadimos. Es esa confianza singular, insólita, asombrosa en lo que Dios ha hecho por medio de Cristo Jesús, el mensaje que proclamaron aquellos reformadores una y otra vez. Y es esa misma fe también la que explica para nosotros este movimiento del Siglo XVI. La confianza en lo que Cristo ha hecho. Y nos llega también a nosotros como ese desafío para examinar, para estudiar libremente lo que las Escrituras tienen que decirnos. La confianza de ellos era que allí donde está la palabra de Dios está la libertad, y por eso no podía apresarse ni en las celdas ni en los calabozos de la Inquisición, ni siquiera acaba o agotarse en las llamas de las hogueras de los Autos de Fe. Porque la libertad que habían encontrado por medio de Cristo Jesús era eterna. Fue precisamente en ese día en el cual tantos somos conscientes de esa cita ineludible, de que igual que estamos aquí, un día vamos a dejar este mundo. Que se dieron cuenta de que hay mucho más allá que la vida que ahora conocemos. Porque Dios no da otra vida que no sea eterna por medio de Cristo Jesús. Y una y otra vez tenemos que darnos cuenta de que lo que ese mensaje de la Reforma del Siglo XVI nos trae a nosotros hoy, es la realidad de que la verdad está en una persona. No en unas ideas, no en nuestro propio concepto, ni siquiera experiencia, sino en el maravilloso nombre y realidad de lo que Cristo Jesús ha hecho. Es un movimiento que proclamaba no solamente la ′sola escritura′, la ′sola gracia′ y la ′sola fe′, sino también ′solo a Cristo′. Es ese carácter cristo-céntrico lo que une una y otra vez a tantas personas, en tantos movimientos, en tantos lugares, a partir de entonces. El carácter único y singular que el propio Cristo había profetizado. Porque dijo que cuando sería levantado, como un imán, atraería a todos. El mundo no quiere saber nada de la iglesia hoy, vivimos una secularización tremenda, pero Cristo sigue siendo popular. Él es la atracción. Y es ese precisamente el empeño de los reformadores: mostrar que no podemos confundir a Cristo con su iglesia. Somos pésimos representantes suyos, pero él se basta para defenderse a sí mismo. Esa atracción, esa gloria, esa maravilla que hay en Cristo Jesús es la que fascina, seduce, cautiva el corazón de aquellos hombres hasta el punto de dar su vida y de tantos que sacrifican, entregan, rinden sus ambiciones, deseos, ilusiones y sueños por amor a aquel que es exaltado sobre todo nombre, Cristo Jesús. Y por eso finalmente la Reforma solamente se manifiesta en esa gloriosa declaración. A él sea solamente la gloria, a Dios. Porque es esa gloria divina finalmente la que hace que nuestro nombre fenezca y solamente uno sea proclamado, anunciado, confesado, declarado, por los siglos de los siglos. Que nosotros y nuestra causa desaparezca, pero la de Cristo y su reino sea para siempre. Y ese reino unirá a hombres y mujeres de toda tribu, de toda lengua, de todo pueblo, y de toda nación, para proclamar grande es el Cordero de Dios. Él es digno de toda confianza, y por lo tanto nos llama a descansar, a considerar que en él y por lo tanto, su palabra es una verdad segura en la que podemos sustentar nuestras vidas. Esa roca eterna y fundamento es la buena noticia que proclamaron los reformadores. Y ese es también el mensaje que nos ha de llevar una y otra vez. No a prestar la atención a nosotros ni a ninguna iglesia, sino a Cristo Jesús. Él es el único sobre el que queremos llamar la atención tanto de los tele-espectadores, como de cada uno de nosotros, en nuestra vida y en cada momento. Cristo es quien merece toda la atención."
"Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo"
Biblia: Evangelio de Juan. Capítulo 12, Versículo 32 (Traducción de Reina-Valera revisida en 1960) Compara este texto con otras traducciones
Estas grabaciones no habrían sido posibles sin la valiosa ayuda de Maykel Quiroga, David Casado, Antonio Pedro Campos, Natán de Segovia, Daniela Céspedes, Gerson Mariño, Gabriel Penalva o Luís González entre otros muchos miembros de Grupos Bíblicos Universitarios, Iglesia Evangélica de la Gracia en Barcelona, Iglesia Evangélica Betania en Sevilla y por supuesto Iglesia Cristiana Reformada en Madrid. A todos, ¡gracias!
IGLESIA CRISTIANA REFORMADA
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